Tiempo para jugar, reírnos, inventar historias y bailar. Detenernos un momento, dejar de lado las preocupaciones y brindarles a nuestros niños tiempo de calidad. A veces, en medio de la rutina y los quehaceres, los escuchamos jugar como en un segundo plano, mientras en nuestras mentes un sinfín de responsabilidades nos dicen "no te detengas". 

Pero es justo ahí cuando más necesitamos parar. Y me pregunto si el tiempo de calidad que les podemos ofrecer solo repercute en ellos. Seguramente nuestros niños también nos están enseñando a vivir el presente, volver a lo simple y a conectarnos con nuestro niño interior. Así, el tiempo compartido se convierte en el regalo más valioso que podemos darles y también darnos a nosotros mismos.

Cuando crezcan y sean adultos, tendrán recuerdos de una niñez feliz, de padres presentes y amorosos guardados en la memoria de su corazón.

✨Riza es la raíz, es el alma de una infancia feliz✨